Museo de la óptica.

Un poco de historia

Los ópticos

Esta frase es de Don Santiago Ramón y Cajal en su libro «El mundo visto a los ochenta años» y pone de relieve muy acertadamente, la importancia de los profesionales de la óptica y el gran alivio que llevaban con sus cristales a los cansados ojos del anciano.
«El óptico es la providencia del viejo»
Santiago Ramón y Cajal

Un poco de historia de la óptica

Historia de la óptica

Del estudio de varios investigadores llegamos a la conclusión de que a finales del siglo XIII comenzaron a usarse los cristales para corregir defectos visuales. Esta conclusión se saca a partir de grabados y esculturas de museos, así como piezas conservadas por particulares.

Las primeras pinturas en las que aparecen personajes con gafas las encontramos a principios del siglo XV.

Historia de la óptica

La forma de las primeras monturas era la de binóculo articulado, ó anteojos angulares clavados. Estos anteojos articulados se sujetaban sobre la nariz, pero cuando el pivote de articulación se desgastaba, tenían que sujetarse con la mano.

En el siglo XV aparece el “puente”. Un pequeño arco flexible sustituye a los angulares. Este puente semicircular y elástico hace que puedan sostenerse mejor sobre la nariz. Pero la persona que los necesitaba llevar todo el día tenía que sujetarlos de alguna forma, así aparecen entonces con cordones para atárselos a las orejas.

Historia de la ópticaLos Jesuitas, misioneros en China, trajeron aquí un tipo de anteojo con cordones que llevaban colgando de los extremos unos pequeños pesos de metal, que hacían que se sostuvieran correctamente cuando se usaban sólo para lectura.

Pero la forma más segura para sujetarlos era la usada por el cardenal inquisidor don Fernando Niño de Guevara, como podemos observar en su retrato pintado por El Greco.

Historia de la ópticaAl principio del siglo XVII encontramos las primeras gafas con varillas, CASI TRESCIENTOS AÑOS DESPUÉS. Las primeras, terminadas en círculo para mejor presión en la cabeza, después surgieron otras articuladas y más tarde la varilla curvada.

Este tipo de anteojos, conocido en España con el nombre de “Quevedos” por ser el propio escritor Francisco Quevedo quien los utilizaba, persistirá hasta principios del presente siglo, con las consiguientes modificaciones sufridas en el sistema de presión del puente y la aparición de las plaquetas.

 

Volver a arriba